Candelaria Pérez Berazadi
Santa y sana
dos palabras que me confiaron
las voces verdaderas
desde el confín desconocido.
Y hoy y siempre vuelven
a resonar dentro
a recordarme cantando
que hay que entregarse
a los nombres que se clavan
como estacas dentro de una.
Que el sentido vibrante
vive y clama y calma
en el vacío existencial
en las derrotas
en la felicidad instantánea
en los espasmos
que no se esperan.
Que el tiempo es dueño
del recuerdo
que las manos curan
y nada más.