Candelaria Pérez Berazadi
Romper la sangre y evaporarnos
es ahora
el único destino.
Eclosionar la matriz y
desparramarnos en pedazos
suspendidos
uno a uno
hacia el filo
de una lívida muerte.
Todo el cielo consume
el súbito éxodo
de tu cuerpo en el mío
y en el canto de una noche liminal
nos reclamamos
sin fuerzas
para renacer
de un suspiro despierto.