El abismo es el fundamento

Pedro Tauzy

 

El abismo es el fundamento del presente, porque es el pasado eterno. Pero cuando ese pasado no es liberado y dejado como fundamento, sino que se agiganta, el presente queda subsumido por aquél y se convierte en un constante “estar llegando a ser” sin jamás, efectivamente, ser.

No superarse a sí mismo es no tener pasado, o lo que es lo mismo: es nunca salir del pasado, de ese eterno impulso al ser sin jamás llegar a ser; es vivir en el pasado: en esa fuerza abismosa que todo lo traga y lo condena al ciego movimiento inconsciente.

Ahora se confunde la eternidad con el no-tiempo. O se la toma a aquella como “el presente” rechazando al pasado y al futuro como “meras ilusiones”. Así se confunde a la eternidad con un presente hinchado hasta la enormidad. Si el presente es “lo eterno”, es porque reposa en un “pasado eterno”. La eternidad no excluye al tiempo. Si el fondo abismoso no es puesto en su lugar como fundamento, éste crece. Crece, y como llega a un punto más allá del cual no puede ir por sí mismo ni superarse sin la intervención de una fuerza superior que la eleve, retrocede y vuelve a caer. Vuelve a caer porque el “impulso” no puede detenerse ni parar de girar, pero tampoco puede ir más allá de sí por sí mismo. Y ahí es donde nos vemos girando siempre sobre los mismos circuitos. Somos presos, ahí, del movimiento descendente.

Del mismo modo, toda consciencia tiene, como fundamento, a lo carente de consciencia y, justamente, cuando esto llega a ser consciente, queda puesto como pasado (como fundamento) por aquello que llega a ser consciente.

 

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