Candelaria Pérez Berazadi
Gritar sin falta
al vértice del vacío.
Un puñado de voces
resplandece en la gruta
desierta y húmeda:
nada se aproxima
al círculo que deja mi sombra.
Una pátina de sol cansado
acobija la silueta de las cosas,
y en el medio del tejido seco
otro tanto que olvido y canto.
Mi cuerpo se entibia
mientras espero
que filamentos de aire
golpeen al fin mis sienes
y me despierten
de la lucidez muerta,
de la vida.