Fuerza

Miranda Calvelo

 

Hay una fuerza que vive en mí y en cada uno de nosotros, solo que a veces somos más conscientes de ella y a veces menos. Cuando conecto, que no es siempre, quisiera repartir consciencia de esta fuerza a todos. Quisiera entregarles un abrazo que deje en evidencia la luminosidad que irradian las almas que las mentes a veces apagan. Quisiera que puedan verse como yo los veo, con la inmensidad que emanan sus corazones y la belleza de una sonrisa rota, como quien se sienta a contemplar un atardecer reconociendo en él, el encanto que no reconoce en sí mismo. Quisiera que sepan que este mundo necesita de sus almas, como sus almas necesitan de este mundo para realizarse. Me gustaría repartir esta fuerza que me habita cuando no se pierde en pensamientos. Repartirla en forma de miradas y canciones, hacerles saber que no me sirve verla en mí si ellos no pueden verla, aunque en el fondo sepa que todo es perfecto, y que como hoy me reconozco fuerte ellos también deleitarán la fortaleza, incluso en noches oscuras y espesas tinieblas, en tormentas largas y laberintos mentales, en días que carecen de sentido y vidas que buscan ser significantes. Yo también estuve ahí, y como hoy soy consciente de esta fuerza, como hoy mi mente no hace tanto ruido como antes y puedo abrazar los silencios y entender la tormenta, no voy a cesar del intento de compartirlo. Procuraré que a ese compartirlo no lo invada la soberbia, que no descuide la humildad ni me crea maestra, que cuando le hable al otro me hable primero a mí misma. Procuraré que el compartirlo no venga con una evasión de mis emociones en pos de acompañar a un otro, ni con un empecinamiento que me haga cargar con lo que no me pertenece. Qué difícil, acompañar separándome del sentir ajeno, cuando Virgo es servicio y a eso venimos, cuando entiendo finalmente, que sólo me sirvo cuando te sirvo y solo te sirvo cuando me sirvo. Procuraré que mi mera conciencia de esta fuerza que me sostiene, y que ahora escribe a través mío, te recuerde esa fuerza que te sostiene y que siempre vivirá en ti.

Te veo.

 

Descargar PDF