Candelaria Pérez Berazadi
Hay que cargarlo todo
cuando abrimos los ojos
y las luces son otras más oscuras
o más blancas
y las distancias más largas
alejan los objetos
que se desvanecen por los huecos
quedan aleteando
entre árboles húmedos,
trabados en los agujeros de una noche
que succiona voces hiladas,
cánticos inventados
incrustados en musgos de antaño.
Cuando abro los ojos
hay perspectiva de otro
y de mí sentada mirando
los cócteles perpetuos
de un tiempo que corrió lento
que se detuvo
ante mis párpados
herméticamente cerrados.
Cuando abro los ojos
te veo esperando compartir
el mismo silencio.
Nos decimos cosas sin hablar
desprendiéndonos
un poco más
de nuestros inválidos cuerpos
y dejamos caer nuestras partes
las escondemos
una a una,
a los costados de los troncos.
Después nos perdemos
entre malezas,
entre ramas que crujen,
mientras nos miramos
fijo y ojo a ojo,
vamos cargando el eco
con nuestras propias manos.